Hace unos 50 años, en casa de mis padres entró una perra setter irlandesa, se llamaba Sel. Para mi padre fue la perra de su vida, tanto fue asi, que tras su muerte, mi padre practicamente dejo de cazar. Pero antes, mi abuelo, tuvo otro setter irlandes: el Te. Podeis entender que siempre he tenido en la cabeza recuperar la historia, siempre he tenido debilidad por los irlandeses en esta era de ingleses, sin segundas intenciones politicas. Asi que gracias al trabajo incansable de Doreen, mi cuñada y su marido Mano, ambos residentes en Dublin, tuve la oportunidad, el fin de semana del 12 de octubre, de asistir a una prueba de trabajo de Irish Setter en Galway. En mi cabeza iba la intención de ver perros para poder seleccionar un cachorro de alguno de ellos y traerlo a España. La experiencia fue para recordar, en KilChreest, galway, en tierras de Grouse y Becacinas, turberas de hierba alta donde te hundias hasta el tobillo, duro para lo perros y sobre caza salvaje, una bonito punto de evaluación para los rojos. Hubo caza oracticamente para todas las parejas, nadie pudo quejarse, para ya sabemos que la caza salvaje solo da una oportubidad. Me gusto, aunque no fuera quien gano, los perros de Paul Doherty, especialmente una perrita de 2 años Maodhog Cisteoir, me impresionó su andadura potente pero controlada, su alegria que denotaba que no habia collar electrico, a diferencia de otros consursantes, y en un caso su contacto con el Grouse, aunque quedo eliminada al no estar el pájaro, habia salido antes.
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